miércoles, 3 de abril de 2013

Humor, comicidad y campañas electorales en Venezuela



«Un humorista es aquel que toma la sociedad en sus delicadísimos dedos y empieza a jugar con ellos como una marioneta maravillosa»
Aquiles Nazoa

Si en alguna observación habremos de coincidir todos los venezolanos inmersos en la pugnacidad generada por el ejercicio político que ha caracterizado a nuestro país en esta última década, es en darnos cuenta que en la Venezuela actual no parecieran generarse las condiciones necesarias como para que surjan buenos humoristas ni comediantes. No los encontramos ni del lado de los opositores al gobierno, ni en los afectos a la política gubernamental. Tampoco en aquellas personas que aseguran haber tomado distancia  y demarcarse de lo politiquero.

¿Por qué sería esto, se preguntarán algunos, motivo para causarnos aprensión? El estudio de la cognición humana ha revelado que sólo las emociones intensas son capaces de crear las condiciones de un aprendizaje efectivo y con posibilidades de desarrollarse y trascender en el tiempo. La sonrisa o la risa que se produce una vez que como espectadores o receptores de un acierto humorístico experimentamos, es una acción potenciadora del pensamiento racional, y en consecuencia, un agente eficaz que coadyuva en la formación del sentido común de los seres humanos. Por ello, todo buen humorista realiza un acierto selectivo personalísimo pero universal de la realidad en la cual vive, y sólo por el logro de esa universalidad empática con el receptor, le es posible producir el placer intelectual de este tipo de construcción del pensamiento crítico.

En Venezuela, el humor, como casi todos los ámbitos de nuestra cotidianidad, ha sido blanco de una polarización que en su avance −y deliberado mantenimiento por los actores políticos mediáticos− termina por socavar la sana reflexión, y en consecuencia, el pensamiento crítico. Institucionalmente se instauran unos códigos oficiales que asfixian el humor que si por atisbo asomara su despeinada melena (caso de la extinta Escarlatina Rojas Bermellón, asesinada por su propia autora) sería rápida y astutamente "absorbido" y neutralizado por los operadores gubernamentales, que en su lugar imponen la chistera y la burla contra el mundo opositor.

En este sentido, Aquiles Nazoa, el más extraordinario humorista venezolano del siglo pasado, sostenía:

El humorista es un hombre de actitud subversiva frente al mundo, un hombre que no se resigna a vivir en la situación que el destino le ha señalado, pero la ama tanto que tampoco puede renunciar a ella y lo que hace es como irla descubriendo por medio del amor, irla desarmando pieza a pieza, a ver qué verdad profunda hay detrás y debajo de aquello que la tradición, las costumbres y los convencionalismos, le dicen ser la verdad válida y, precisamente, del desarmar la pieza humana como un juguete en manos de un niño para ver qué tiene adentro, qué hay de salvable en ella, es de allí de donde surge el humorismo.
Pero… ¿En qué atmósfera florece el humor y proliferan los buenos humoristas? ¿Qué diferencia el humor y la buena comedia de la comicidad y el chiste? Y sobre todo: ¿Qué procesos del pensamiento humano se privilegian en la producción y recepción del humor y qué relación guarda lo mediático con el declive de una actividad intelectiva de enorme impacto en la formación de criticidad?

El humor como la buena poesía, parece no florecer en la incertidumbre de lo personal, en la actitud inauténtica de quien no puede equilibrar con facilidad los factores que permiten el surgimiento de un acierto intelectivo humorístico. En consecuencia, un individuo a quien deliberadamente se le ha despojado de su identidad o que posea una tendencia a observar la realidad desde una sola perspectiva de pensamiento, difícilmente  podrá desarrollar buen talante y verdadera personalidad de humorista.  El buen humorista es un investigador situacional, pero también es un lector. Lee mucho y sobre diversos temas que le permiten tomar distancia y formularse una visión panorámica de determinada circunstancia así como  de sus nexos. Por eso suele poseer una formación humanista capaz de realizar una selección oportuna de los signos y símbolos que mueven a la sociedad de la cual él es observador crítico, y espera con su intervención discursiva amparada en la risa y la gracia, que nosotros lo seamos también.

El humorista interviene la realidad que observa a través de un discurso deliberadamente construido para que sus potenciales receptores realicen procesos inferenciales adecuados. El humor siempre es rebelde y libertario y nace de la explicación cruel que se formula su creador de las contingencias humanas. Por tal razón es respetuoso de su público receptor, explora objetivamente su contexto situacional, el escenario social y político, y el contexto histórico. El análisis resultante de su ejercicio de pensamiento no es, por su puesto imparcial, pero resulta abarcador  necesariamente de las distintas perspectivas de pensamiento humano sobre determinado tema o circunstancia.

Lo cómico, si bien emplea como estrategia receptiva efectiva la gracia y la hilaridad del receptor, no exige sistematización alguna de la experiencia, su propósito fundamental  está en descubrir una realidad muchas veces oculta o invisibilizada para cuestionarla y degradarla. El chiste, aliado más cercano de lo cómico, aunque sin romper lazos con el humor, resulta siempre de una técnica narrativa que no exige niveles de investigación ni documentación, y cuyo desenlace compromete a un tercero y explota siempre aquellos espacios ocultos del inconsciente y de sus mecanismos  de manifestación.

Tomando en cuenta estas aseveraciones, ¿podríamos pensar entonces que el contexto socio-político que ha caracterizado a la Venezuela de finales del siglo XX y la primera década del siglo XXI nos ha provisto de condiciones adversas para el florecimiento del humor, no sólo como género discursivo sino como estrategia del pensamiento racional y crítico, y ha favorecido la comicidad y el chiste? ¿Es posible que las instituciones del poder constituido pueden decretar  consciente o inconsciente la muerte del humor, y que nuestro pueblo pueda estar siendo impulsado mediáticamente a una práctica discursiva de lo cómico y lo chistoso, en la cual suicidamos el humor, víctimas entre otros factores del cortoplacismo electorero que ha venido caracterizando estos últimos años? ¿En qué medida la irrupción cada vez mayor de lo mediático, y con ello de la penetración abusiva de la comicidad chabacana y superficial y del chiste ramplón, repetitivo y fundamentado en lo obvio, propio los medios televisivos, radiales, y más recientemente de las nuevas tecnologías comunicacionales y de internet, han contribuido a soslayar el debate radical y profundo que deberíamos estar dando si realmente estamos, como decimos, decidimos a instaurar una nueva forma de hacer política y si realmente queremos construir una sociedad no capitalista?

Definitivamente apremia cada día más hacernos estas preguntas e intentar dar respuestas serias que logren desestancar la actual situación que vive el debate político en Venezuela, y en particular, el enfoque asumido por las campañas electorales, que no cesa de producirnos vergüenza ajena: desde la coreografía de la canción «Hay una camino» hasta el fulano «Baile de La Obsesión de Nicolás».

¿Será casual tanta banalidad de uno y de otro lado del discurso politiquero? Urge deslindarnos como pueblo de esa indefensión que tal como exhortaba nuestro cantor, compositor y también humorista Alí Primera "mata y pisa el pensamiento", "escupe la palabra" y hace imposible "la alborada"…



La Torre de David: testimonio del tránsito entre la representatividad y la participación


Los sueños de David Brillenburg en la Caracas de los años ochenta, se proyectaron en la construcción de la tercera más alta edificación del país y la octava de América Latina. Esos espacios serían el centro de un gran emporio financiero que florecería bajo la sombra de un país petrolero, cuyos operadores gubernamentales favorecerían una economía de bonanza y de florecimiento para la banca privada.

Después de más de dos décadas, la llamada Torre de David sigue constituyendo un sueño, pero ahora colectivizado entre un grupo de ochocientas familias, quienes ocupando desde hace más de ocho años la estructuras inconclusas y abandonadas de la edificación, sueñan no sólo con ir mejorando las condiciones de sus improvisadas viviendas ubicadas en espacios verticales de la urbe capitalina, sino también con el despliegue de sus actitudes y capacidades en la construcción de una verdadera organización comunitaria.

"Somos chavistas y seguimos la línea del comandante que es la organización del pueblo", "Tenemos que levantarnos desde abajo, vamos a luchar por nosotros y por el país", dicen algunos compañeros asistentes a la Asamblea impulsada por diversas ocupaciones del centro de Caracas.

La ocupación más importante que quizás se haya dado en el mundo entero, posee hoy en día una sólida estructura social que le permite un funcionamiento básico. Han recuperado las estructuras de la edificación por iniciativa propia, aunque habiendo ocupado veintiocho pisos, aún no tienen ascensores que garanticen el acceso a estos espacios y que puedan brindar posibilidad de ocupación en pisos superiores. Se han aprovisionado de materiales de construcción y han destinado sitios especiales para su depósito. El agua la distribuyen con bombas propias, y han logrado negociar el servicio de luz eléctrica con la Electricidad de Caracas. Mantienen asimismo un sistema de seguridad interna muy efectivo entre ellos, fundamentado en la designación de delegados por piso y el cumplimiento cabal de normas consensuadas entre los ocupantes. No obstante han sido víctimas de tres grandes allanamientos, entre ellos, uno de dimensiones espectaculares, efectuado por grupos de comando y helicópteros de la policía con el pretexto de un operativo por un supuesto secuestro del hijo de un diplomático.

Los ocupantes de los espacios de la otrora Torre de Confinanzas se quejan de ser discriminados hasta por los mismos habitantes de las parroquias caraqueñas: "Ni los consejos comunales nos quieren. Nos rechazan… ¿Esos son revolucionarios? Pero entre todas las ocupaciones del centro, somos más que ellos".

Cuentan que entre uno de los más acérrimos denunciantes de la ocupación, se encuentra el mismísimo José Vicente Rangel, quien según ellos ha llegado a calificarlos como delincuentes y a quien los tomistas le atribuyen amistades e intereses personales en el extinto consorcio. ¡Otra historia no muy bien contada y poco conocida a fondo sobre las mafias bancarias que se han abierto paso amparadas en el huracán "revolucionario"…!

Angel Zambrano, coordinador de educación y de medios de la Cooperativa "Caciques de Venezuela", habla sobre los proyectos que tienen en proceso: dos guarderías, jardines internos, canchas deportivas, un centro de diagnóstico integral (CDI), un mercado… Aspiran además que funcione una escuela para impartir educación primaria, porque aún sus reflexiones y sus sueños no ven caminos distintos sino al de la inclusión formal.

"No podemos seguir siendo utilizados por los demás, necesitamos organización propia: formar un movimiento, luego un partido entre todas las ocupaciones, para tener nuestros propios representantes en el Estado", "Tenemos patria, pero eso depende de nosotros. La participación es el principal legado que nos dejó el Presidente. Vamos a actuar, y vamos a luchar por la inclusión".

En doce mil metros cuadrados destinados a sueños neoliberales, un número aproximado de dos mil quinientos venezolanos demuestran una capacidad de autogobernancia, una disposición de resistencia y una vocación de organización y unidad con sus iguales que se pierden entre la retórica gubernamental de planes y proyectos que intentan invocar el socialismo del siglo veintiuno…

Y por todos los rincones de La Torre de David, resuena una y otra vez el canto de Alí Primera…

Era tan delgadito 
pero llevaba la fuerza de un trigal por dentro 
y su explosión humana 
hizo añicos la desesperanza 
y era un pájaro de rápido vuelo 
que volaba llenando de colores el viento 
y con las mariposas y los peces 
y todas las flores de mi pueblo 
formó un solo color para los hombres 
y después siguió su vuelo.

Sí, Los habitantes de La Torre David saldrán a votar el 14 de abril, sin duda alguna. Saldrán a buscar votos y a apoyar la revolución bajo la identidad ideológica creada alrededor del legado político y espiritual de Hugo Chávez Frías, prendados de sus sueños de inclusión así como también David Brillenburg soñó para él y los suyos. Pero de seguro, tal y como la canción libertaria de Alí presagiaba, esta nueva generación de venezolanos que transitan por el ejercicio de la participación protagónica pero que aún no puede romper con su pasado de representatividad, seguirán su vuelo, cambiando de paisajes y dejando atrás deseos de formar parte de un sistema opresor y esclavizante, hasta enrumbar sus pasos por fin a un sendero que no conoce retorno, porque es el espacio justo en donde los pueblos encuentran su origen y la razón de ser de sus verdadera existencia.