domingo, 30 de noviembre de 2014

Desorden público y el tema de la corrupción que suena sabroso


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Las polémicas suscitadas recientemente en ocasión de la contratación de grupos adversos al gobierno venezolano para presentarse en el cacareado festival Suena Caracas, fueron oportunidad para advertir no sólo la gran paradoja existente entre los temas mediáticos que ocupan la atención de cierto número de personas que emplean las redes sociales, y los temas trascendentales sobre los cuales no existen pronunciamientos radicales (referidos a la raíz) por parte del pueblo venezolano; sino también la insistencia del gobierno madurista de seguir consolidando una cultura desde y para la enajenación de la población.
A través del hashtag #NoaChinoyNachoenFestivalSuenaCaracas que se posicionó durante más de cuatro días seguidos en twitter, y diversos textos publicados en portales considerados "leales" al gobierno venezolano, se criticó la actuación contradictoria de los funcionarios públicos encargados de coordinar la ejecución de este tipo de eventos, y en una muestra con pocos precedentes en el escenario mediático del país, lograron que el mismo grupo que era protestado, declinara su participación en el evento.
Es realmente significativo constatar cómo estos preocupados militantes revolucionarios de las redes sociales de Internet, nunca han "unido esfuerzos" para lograr un cambio en las políticas de los ministerios y organismos encargados de la seguridad de obreros, indígenas y campesinos que luchan por sus derechos y sus tierras, y que han muerto víctimas de sicariato bajo la impunidad que conceden el resto de los organismos jurisdiccionales, responsables de garantizar al menos, un justo escarmiento para quienes promueven este tipo de acciones terroristas. (¡Aún no termina de secarse la sangre irredenta de Sabino Romero Izarra y de sus compañeros de combate, en las dolorosas tierras de Sierra de Perijá!)
Tampoco hemos logrado sentir la acción revolucionaria mediática de estos venezolanos, para solicitar coherencia por parte del gobierno nacional, en relación con el debido respeto a normas internacionales en materia de asilo político o extradición, cuando han estado en juego la suerte de humildes colombianos que luchan contra el gobierno paramilitar que actualmente impera en nuestra vecina nación, o en los recientes casos de Pérez Becerra y Julián Conrado. Mucho menos la situación del compañero vasco Asier Guridi Zaloña contó con tamaño espaldarazo. Y menos aún el activista de izquierda alemán Bernhard Heidbreder recientemente aprehendido en la ciudad de Mérida, acusado falsamente como terrorista.
No obstante, las conexiones neuronales que ciertos venezolanos poseen con la farándula, ejerce un poder particular sobre estos compañeros, quienes por lo visto sólo direccionan su acción "revolucionaria" en el ámbito de la Internet y bajo la lógica propia de la cultura de eventos a las que nos "acostumbraron" todas las "repúblicas", incluyendo la "quinta".
Lo anteriormente expuesto se refiere fundamentalmente a la lógica de "movilización en redes" que comienza a activarse en abierta sustitución a las acciones de calle, con un deliberado propósito de "desmovilizar" a la población y permitir sus "desahogos" a través de mecanismos virtuales. Pero urge también reflexionar sobre la lógica de la cultura de eventos y espectáculos promovida por el gobierno madurista, la cual viene a confirmar nuestra hipótesis sobre la existencia, tal y como sabiamente lo señala el compañero Sierra Corrales, de un gobierno asumido por una socialdemocracia tardía y torpe, que nada tiene que ver con los principios y la ética de actuación de un gobierno socialista.
Para poder reflexionar sobre ello, permítaseme hacer referencia a los hechos ocurridos ayer en Caracas, durante la inauguración del mencionado festival.
Los espacios de la plaza Diego Ibarra fueron los destinados por la Alcaldía de Caracas para el desarrollo de este espectáculo, una plaza descubierta a la que asistió una población sedienta de evasión. Lateral a la plaza, los espacios del Consejo Nacional Electoral fueron destinados para ofrecer una zona VIP en la que la burocracia roja colocó sus carpas para protegerse de la inclemente lluvia y gozó de servicio de tragos (en la plaza, las fuerzas represivas secuestraban el licor al común de los asistentes) y hasta coronó cotillones. Esta distribución espacial no sólo revela las fauces del monstruo en el cual nos hallamos atrapados, sino que fue el escenario perfecto para la presentación del grupo de rock Desorden Público, invitado también al show en el marco de la "cultura de paz, respeto y tolerancia" que promueven nuestros gobernantes.
Como podría suponerse, este grupo musical conocido desde hace por los menos dos décadas por su carácter irreverente al poder, y adverso consecuentemente tanto al gobierno del fallecido Hugo Chávez, como al que hoy encabeza el presidente Maduro, interpretó piezas musicales con letras bastantes "ácidas", en las cuales fustigaba fuertemente fenómenos de manipulación mediática, enajenación cultural, prácticas burocráticas y corrupción. Al vocalista de la banda comenzar su discurso de presentación, e iniciar su arenga antigubernamental, Ávila TV −que transmitía el evento en vivo− lo censuró sacándolo del aire, y comenzó a retransmitirlo sólo cuando desplegaron el espectáculo musical.
Dos piezas musicales particularmente llamaron la atención de los observadores críticos que acudieron al evento: una que trataba sobre el tema de la corrupción y la manipulación mediática, y que titularon, "Todo está muy normal"; y otra que llevaba por nombre: "Llorar por un dólar".
La primera pieza fue presentada como "una canción sobre el tema de la corrupción que suena muy sabroso". La letra no podía ser más sugestiva: "Si nos van a seguir robando –cantaba el vocalista− al menos cámbiennos los ladrones" Y se dirigía al público para conminarlos a mostrar su opinión frente a sus "audaces afirmaciones": ¿Estamos de acuerdo o no? A lo que el público respondía con una ovación de alegría y aceptación.
Alegría y aceptación que llegó al máximo de su apogeo cuando el mismo vocalista interpretó una pieza en la cual hacía alusión al robo de más de veinte mil millones de dólares (ya no tengo claridad de la cifra con tantos dimes y diretes frente a este bochornoso hecho) robados a la nación a través de empresas de maletín, mientras lanzaban imitaciones de dólares como papelillos por encima de las cabezas de una multitud eufórica por los efectos del ska, y al parecer, de sus contenidos contestatarios.
Todo un éxito la presentación de Desorden Público. Supongo que valió la pena que la asamblea destinara los ciento sesenta y ocho millones para la ejecución del evento, y que el médico psiquiatra y alcalde de Caracas Jorge Rodríguez, ahora tendrá un diagnóstico mental más alentador para quienes asistieron y disfrutaron de ese fastuoso show. La tolerancia, la aceptación y el respeto, según su punto de vista y el del flamante presidente de fundarte, debió salir ayer bien fortalecida: "Después de todo… es sólo música. La política es otra cosa". O, empleando la jerga, la acción y el baile regguetonero que nuestro ministro del deporte El Potro Álvarez presenta en su video "Regálame un mua" feat Chino y Nacho: "Esta es la unión que le gusta al pueblo". Claro, ¿cómo no se nos había ocurrido?: ellos sí saben lo que le gusta al pueblo, y esa es la "unidad" que tanto se nos ha venido reclamando.
Y en la "fiesta" del festival Suena Caracas en donde al igual que la canción del cantautor español Joan Manuel Serrat, "el pobre y el rico bailan y se dan la mano"; el "opositor" y el "chavista" disfrutaron al son de la música de "protesta", y al parecer también mandaron sus miserias a dormir hasta el próximo show. Sólo que los incautos quienes creyeron, tal y como lo anunciaban los organizadores del evento por parlantes, que el metro trabajaría hasta las cuatro de la madrugada, les tocó "subir la cuesta", desafiar el peligro de las calles y la lluvia que cayó sobre la ciudad, para su regreso a casa; mientras, los "afortunados rojos" de la zona VIP volvieron a "sus riquezas", transportados por sus flamantes autos particulares y/o conducidos por choferes pagados por el Estado nacional.
"El sol nos dice que llegó el final. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual"...
Ojalá a alguno de los incautos se le ocurra −algún día− interrumpir la fiesta… Entonces será más difícil que bailemos todos al mismo compás.
"One dolor" de Desorden Público





viernes, 10 de octubre de 2014

Del "Por ahora" de Chávez a "El tiempo de Dios es perfecto"de Odreman


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Por Gladys E. Guevara
Debo comenzar diciendo que para el momento en que escuché la primera declaración pública de los insurrectos de 1992, conocía a Chávez tanto como hasta hace escasos días tuve conciencia de la existencia de Odreman. En otras palabras: no los conocía en absoluto, y por una acción mediática ahora ambos pasaron a formar parte de referentes históricos de inmensa significación para tratar de explicar, no sólo cómo actúa el poder desde el Estado-gobierno, sino también cómo las emociones y los esquemas de representación de pueblos colonizados y neocolonizados sobre "lo heroico" y la "construcción de sociedades más justas", se activan –desde ese mismo poder deliberadamente, y en ocasiones en forma espontánea consciente o no, desde la actuación de los líderes sociales− para producir determinados comportamientos en los colectivos sociales.
Cuando adelanto esta primera observación, lo hago con el propósito de que se entienda que al igual que la mayoría del ciudadano promedio venezolano, desconozco los intringulis de esa "para-política" que siempre surge a la sombra del poder y que le permite a los individuos ejercer su control, y en el peor de los casos, perpetuarse en él. Y aunque nunca me ha gustado expresarme sobre lo que desconozco −si bien no puedo hacer ningún tipo de declaración a priori sobre los últimos hechos en los cuales pierden la vida a manos de organismos del Estado que a todos luces violan los derechos humanos de estos compañeros y de gran cantidad de personas de la zona, cinco ciudadanos venezolanos jóvenes, quienes además ejercían una defensa pública y notoria del gobierno de turno− tengo el derecho y el deber de extraer de todos estos sucesos, ciertas conclusiones que nos permitan a las personas sanas y honestas que somos la mayoría del pueblo venezolano, generar mecanismos de defensa contra un poder constituido que como élite, se jacta de tener derecho y competencias para gobernarnos.
Hugo Chávez entra en el escenario político venezolano a través de una acción violenta que un grupo de militares juzgaron legítima y justa en aquella ocasión, en la cual los politiqueros de turno encabezados por los partidos COPEI y AD, desangraban el erario público y diezmaban a la población pobre venezolana. No obstante, es su primera declaración mediática lo que lo catapulta a la fama. Su discurso valiente y responsable cala en lo más hondo del dolor ancestral del pueblo, y se revela como potencial esperanza para el avance de los más vulnerables. Su ascenso, pues, en popularidad y aceptación, como todos lo sabemos, fue in crescendo, aupado por unos medios privados que no entendieron en un primer momento que su cobertura –primero a favor, y luego en contra− fue la primera plataforma propagandística del líder, que activando ciertos signos ancestrales en la memoria colectiva del pueblo venezolano, en menos de una década llegó al poder y lo ejerció durante el tiempo que le alcanzó la existencia.
Chávez, erigido ya como el mejor comunicador que haya conocido Venezuela, nos convenció de la necesidad histórica que reclamaba el país, e incluso este continente, de que las "élites gobernantes" fuesen "personajes progresistas" que encarnaran gobiernos de ruptura con los intereses de "viejos oligarcas". Y así, muchos que antes calificaban de dictadura al gobierno cubano, producto de los esquemas ideológicos que se inoculaban en el pueblo, se dejaron guiar por el discurso de Chávez, y a partir de entonces –producto ya del fanatismo y no de una conciencia clara sobre la dignidad ejercida por ese pueblo caribeño− gritaron loas a favor de Fidel, y luego de Raúl Castro, y gritos de repudio contra la administración Bush y luego contra Obama. "Chávez le abrió los ojos al pueblo", solían comentar, mientras en el escenario latinoamericano comenzaban a surgir mediáticamente "políticos" argentinos, bolivianos, chilenos, hondureños, ecuatorianos… que amparados en estas condiciones creadas desde tierras venezolanas, se permitían activar también en la memoria colectiva de sus pueblos, la esperanza de tener "gobiernos" si no socialistas, en el mejor de los casos, "aliados" con los más humildes.
Esa esperanza se sostuvo en Venezuela mientras duró el impacto carismático –y mediático− de aquel personaje guerrero venido de la llanura barinesa. Todo su poder y habilidad discursiva quedó encerrada en aquella “Flor de Los Cuatro Elementos” que le construyó lo mejor del arte arquitectónico venezolano. Y sus sucesores en el poder, herederos de corruptelas, mafias, graves errores económicos y una ausencia total de control y fiscalización de los reconocidos avances que en materia de pago de la deuda social al pueblo, habían comenzado a ejecutarse desde la llegada al poder de Chávez, no han encontrado la forma de desarrollar siquiera algunas competencias en materia gerencial, para convencer a la población de que ciertamente heredaron un proyecto político que garantiza el adecuado funcionamiento de un Estado en el cual el pueblo debería ser productor de sus propios bienes y servicios, y en el cual la operatividad del mercado no sólo dependa de una supuesta "disposición democrática" de los empresarios venezolanos.
Nunca ha sido falso que la oligarquía venezolana le tiene declarada una "guerra económica" al ciudadano de a pie: ¿No es acaso un acto congénito de violencia el reparto de las riquezas y el "régimen de propiedad privada" en este territorio y el resto de los territorios del mundo? ¿A quiénes deben sus respectivos capitales los empresarios venezolanos? ¿a su trabajo arduo o la explotación inhumana del obrero y el trabajador? ¿A quiénes expropiaron (¿"robaron" María Corina?) la clase media y alta de este país de sus territorios ancestrales? Pero que a más de quince años de iniciado un supuesto proceso "revolucionario" de carácter institucionalista en nuestras tierras, los funcionarios del gobierno sigan achacándole a la derecha y a los empresarios capitalistas la debacle que hoy vivimos, no es más que parte de una estrategia del poder para activar el externalismo (atribuir la culpa de errores siempre a causas externas) y en consecuencia alentar deficiencias cognitivas en la población, tales como la centración, la monocausalidad, la percepción episódica de la realidad, la impulsividad, la sensiblería y el pensamiento maniqueísta.
No pude conocer a Odreman, pero sus últimas declaraciones me hacen pensar que este compañero –guiado por intereses personales, colectivistas o revolucionarios, no lo sé− fue víctima de este huracán que −discúlpenme los hipersensibles del chavismo− no tiene nada de revolucionario.
A través de los videos observamos a un hombre que habla con voz emocionada de la indignación que le produjo ver asesinados vilmente a sus compañeros. Su voz se quiebra de dolor y rabia. Se siente traicionado por ese poder que hasta ahora ha defendido, hasta dar −tal y como finalmente lo hizo− su propia vida. Pero ese acto final (afortunadamente para él, para su memoria y la nuestra) no fue de defensa del poder, sino en apoyo a su dignidad y a la de sus compañeros. Aunque no conocí a Odreman, ese acto final de autenticidad, merece mi mayor respeto. Y lo siento compañero, tal y como el Che define que es "ser compañero": un ser humano capaz de temblar de indignación cada vez que se cometa una injusticia en el mundo". No así las declaraciones guabinosas y lacayas del tal "Chino" Carías, uno de los voceros de los Tupamaros, las cuales hablan terriblemente mal del estado de descomposicón ética en la cual también han caído, estimulados por un Estado corruptor, muchos colectivos sociales en áreas de gran concentración de población urbana.
"El tiempo de Dios es perfecto", dice repetidamente en sus postrimeras declaraciones, en franca alusión no sólo a sus creencias religiosas, sino a la convicción de que vive en un mundo que opera sobre la base de fenómenos de causa-efecto que tarde o temprano terminan por imponerse y revelarse en su justa dimensión. Oigo sus palabras y en ese instante justo, dejo de ser yo, me olvido que Odreman era un ex policía y de todo lo que ese hecho lleva implícito, y soy él y sufro con él las consecuencias del caos en el cual vivimos…
A estas alturas de mi vida, formando parte indiscutible del pueblo pobre venezolano, en mis intentos por tratar de sobrevivir y salir más o menos ilesa, desde el punto de vista de la libertad de pensamiento, en un territorio influenciado por la cultura capitalista; cuestiono la funcionalidad de las consignas destinadas dizque a conducir emotivamente a los pueblos a la consecución de metas. Las cuestiono por inauténticas y manipuladoras. Sin embargo, reivindico su poder originario y reflexivo:
¡Odreman y Chávez viven! Viven y vivirán siempre que aprendamos a identificar y superar los errores de esos compañeros, siempre que aprendamos a no conferirle a ningún individuo poder sobre el resto de sus congéneres. Viven y vivirán, si somos capaces de mejorar el sentido que tuvieron sus vidas, si somos capaces de construir nuevas formas de convivencia e intercambio entre nuestros pueblos, para beneficio de nuestros hijos y de futuras generaciones.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

El día en que Chomsky saltó la talanquera (Cuando entre conspiraciones y sacudones te veas...)


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"El tema no es si es que logramos el Anarquismo hoy, mañana, o en diez siglos más, sino que caminemos hacia el Anarquismo hoy, mañana, y siempre..."
Errico Malatesta

por Gladys Guevara

Para nadie es un secreto ya, en esta dolorosa antesala del siglo veintiuno, el modus operandi de quienes quieren hacerse del poder; ubicados en eso que llaman izquierda o derecha, y amparados supuestamente los primeros por la legitimidad de las luchas de los más desposeídos.

Mientras que del pensamiento y las actuaciones de personajes que se ubican en la perspectiva de la llamada “derecha” -aquellos que históricamente han defendido el capital y su lógica maquiavélica- todo se ha dicho, y ningún cuestionamiento que sobre estos se haga, puede cambiar el curso, en ocasiones autómata, de sus distintos operadores en el mundo; urge destrabar la polémica en torno a qué se entiende por “izquierda”, y cuáles son sus manifestaciones más características, dentro del escenario histórico mundial.

La izquierda siempre estuvo asociada a un sentimiento de rebeldía, a un descontento con el orden vigente, y a una necesidad de alcanzar justicia social a través de un orden político fundamentado en unas relaciones de producción e intercambio que hicieran posible la equidad, la solidaridad, el respeto; y en líneas generales, la dignidad humana.

Pensar como un individuo ubicado en esa llamada “izquierda” era, en consecuencia, sinónimo de permanente controversia. Dentro de las actuaciones de estos grupos humanos, se polemizaba sobre las mismas formas en las cuales se abordaba la realidad, se desenmascaraba la religión y sus instituciones, en la medida en que estas representaciones sociales impedían la autonomía real del hombre en la superación de sus propios problemas, y favorecía el control de unos privilegiados sobre las mayorías indefensas.

En este sentido, si algo ha de mostrarnos los avances científicos en el estudio del pensamiento, es la presencia de disfunciones que imposibilitan o hacen difícil su cabal desarrollo. Dentro de estas disfunciones destacan el externalismo, la centración, el egoísmo, la monocausalidad, la impulsividad, las deficiencias verbales, el pensamiento anecdótico, el pensamiento binario...

Todas son sintomáticas en la producción de reflexiones débiles o sesgadas. No obstante, una de las que más daños ha cobrado a la humanidad, tiene que ver con el pensamiento binario y el tratamiento maniqueísta de la realidad.

Profundizar en todos los escenarios de la vida humana sobre las trampas que nos juega el pensamiento, es tarea para la discusión franca y horizontal De allí que ese conocimiento no sea suficientemente divulgado, ni se convierta en materia pendiente de aplicaciones tecnológicas de carácter pedagógico: mientras más elemental la reflexión de un individuo, este está más expuesto a mayores posibilidades de manipulación. Condición ideal para que “izquierdas” y “derechas” sigan desangrando a una población mayoritaria, depauperada no sólo materialmente, sino también víctima de una precaria y perversa escolarización que consolida sus traumas lingüísticos y sus disfunciones cognitivas.

De allí el caudal ingente de potenciales víctimas del sistema capitalista, los cuales se erigen en sus reproductores, y en ocasiones, defensores más acérrimos, aunque digan ubicarse del lado de las “izquierdas”, o se autodenominen “bolivarianos” o “chavistas”, asumiendo una peligrosa dimensión nacionalista o personalista, que no es más que expresión del fenómeno de centración en el individuo que dice profesarla.

Chomsky, al parecer elaboró unas sentencias bastante prácticas sobre este tema, alertando sobre el peligro del fenómeno de la manipulación. (Hay quienes cuestionan la autoría del escrito). La lectura contextualizada de ese texto en la Venezuela actual, arroja luces no sólo sobre la actuación de las llamadas derechas en el poder durante la denominada iv república, sino también sobre esa parte de las “izquierdas” que asumen el poder para ejercerlo verticalmente, aunque empleen en su retórica la premisa de nuestros hermanos zapatistas del “mandar obedeciendo”.

En líneas generales, este texto atribuido por las redes a Chomsky, no demerita su talento, y nos describe diez estrategias mediáticas empleadas por quienes asumen el poder de forma jerárquica, para perpetuarse en él , ejercer control social y justificar “las naturales contradicciones del proceso”.

Menciona en primera instancia la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención de las mayorías sobre los problemas verdaderamente importantes. En la iv república se expresaba a través de vírgenes que lloraban, avistamiento de seres de otros mundos, la presencia del chupacabras... mientras la población más vulnerable era víctima de sucesivos “paquetazos”. En la v república: en la pugnacidad politiquera de personajes de farándula, en la conversión de la figura de Chávez de sentimiento nacional (activado sobre el origen y la lucha de clases) a sentimiento religioso (generado por el pensamiento binario), mientras continúa sin parar la carestía, las corruptelas y la criminalización de la protesta...

La segunda estrategia consiste en crear problemas y aparentar soluciones. Típica técnica de toda sociedad que apuesta al consumismo, y que se hace vulnerable a permanente sensación de inseguridad. En consecuencia, todo posee un costo que inevitablemente hay que asumir, y es la gente quien entonces demanda el “servicio”. Los gobiernos venezolanos -exceptuando quizás gran parte del período presidencial de Hugo Chávez- creaban crisis económicas (“guerra económica, la llama la retórica de la quinta república) para conculcar los derechos sociales de la población, en nombre de la “austeridad” cuartorrepublicana, y en favor de la “fidelidad con el legado del Comandante Eterno” de acuerdo a la lógica discursiva de la v república.

La tercera estrategia es la de la gradualidad: se generan sostenidamente y a largo plazo condiciones que reclaman la aplicación de prácticas que serían inaceptables en condiciones normales. Se hace habitual lo irregular, en virtud de una aparente situación de crisis que siempre tiene una causa externa, y nunca es responsabilidad de los operadores gubernamentales. Bajo esta lógica se impuso en Venezuela y en el mundo entero condiciones socio-económicas propias del neoliberalismo, y en forma reciente, se naturalizó y banalizó el desabastecimiento y se criminalizó las compras nerviosas y las colas. “Hay gente que vive de hacer colas”, “Los culpables del desabastecimiento son quienes hacen compras nerviosas” “El bachaqueo está desangrando la nación”... El culpable según estas sentencia, siempre anda descalzo.

La cuarta, quinta y sexta estrategia tiene que ver con: las prácticas de diferimiento de decisiones impopulares, las cuales permiten hacer permeable la consciencia del pobre para que termine aceptando el apremio y necesidad de la medida, (caso del desabastecimiento y el correlativo aumento de precios, o la diferida medida de aumento de la gasolina y sus efectos agravantes del fenómeno inflacionario); la arenga politiquera paternalista que irrespeta la inteligencia de las mayorías y se erige en “guardián” o “defensor” de sus intereses, mientras pacta con las oligarquías para seguir profundizando sus miserias; y el empleo de lo emotivo como mecanismo de pseudo argumentación, en donde el chavismo se ha ganado el primer lugar en aquello que Chomsky llama un “cortocircuito” del pensamiento racional.

También en la séptima, octava y novena estrategia el gobierno chavista se anotó un nocaut: mantener a las personas en la ignorancia y/o mediocridad, a través de una formación escolar masificada, de la cual no hay que quejarse o ejercer cuestionamiento, porque es “gratis” y jamás o difícilmente el pobre (a no ser el bien amaestrado por el sistema) podía soñar con pisar las (j)aulas de la Universidad Simón Bolívar o de la Universidad Central, (situación por cierto, que tampoco ocurrió porque esos lugares siempre se reservaron mayoritariamente para las llamadas clases medias); fomentar y reforzar la autoculpabilidad, para que siempre se creyera que el pueblo nunca había estado a la altura de las circunstancias, nunca valoró suficientemente al Líder máximo, y el supuesto “legado” que éste le dejó...

Y por último, proclamar, no que conocen mejor al pueblo de lo que ellos mismos se conocen, sino que los gobernantes SON el pueblo. Por eso los venezolanos exhibimos entre nuestros tesoros incomensurables a un Líder Eterno que no muere jamás y que te espeta con la mirada, en cada edificio de las metrópolis venezolanas, al igual que el símbolo literario orwelliano del Hermano Grande; y a un presidente obrero, que a pesar de su breve estadía por esa condición, ahora califica como actuación de mafias sindicalistas, el reclamo justo de cualquiera de los colectivos de trabajadores venezolanos.

En conclusión, creo que en estos tiempos eso de izquierdas y derechas merece una sana y justa reflexión.