viernes, 18 de mayo de 2012

Sabino Romero y la lucha por la tierra

Da vergüenza escuchar que en pleno siglo XXI y a más de doce años de un gobierno pretendidamente socialista, todavía nuestros pueblos originarios sigan siendo víctimas de un pensamiento colonizador que no se nos asfixió en los genes durante los procesos independentistas, ni mucho menos en los procesos de mestizaje ocurridos en las sucesivas repúblicas.

Y la vergüenza se apareja con la rabia. Una rabia contra uno mismo por permitir que aún ocurra esto. Por guardar ese silencio estúpido que siempre se nos pide con cada evento electoral y con cada coyuntura política.

Desde hace algunos días, Caracas, territorio ancestral de muchos guerreros muertos, recibió nuevamente la visita de Sabino Romero y de su familia. Vienen desde Machiques a encontrarse con nosotros y a mirarnos directo a la conciencia. “Si vamos a ser revolucionarios, clama el cacique Romero, vamos a serlo desde el corazón. Yo estoy luchando por la demarcación del territorio de la Sierra de Perijá y por eso me llaman malandro, matón, ladrón de ganado… ¡Tirofijo!”.

Y es que Sabino heredó las luchas de sus padres, de sus abuelos y de todos sus ancestros por el territorio que les pertenece por razones históricas, pero el cual aún se constituye en blanco de la codicia occidental del mestizo, voracidad insaciable que lo lleva siempre a hurgar en el vientre mismo de la tierra para arrebatarle, sin miramientos de ningún tipo, sus minerales…

En una tarde extrañamente serena en Caracas se alzan las voces dolidas de los yukpas nombrando a sus muertos, a todos los caídos por manos de terrófagos, ganaderos y militares… Y duele hondo percibir cómo el pecho de Guillermina Romero se agita cuando su padre nombra a su esposo y relata la forma en que recientemente fue asesinado. Guillermina está embarazada y tiene tres hijos más que han quedado sin padre. “Yo digo al Presidente Chávez que nos apoye. Yo digo a Caracas que nos apoye. En Caracas estamos diciendo la verdad. No estamos echando mentiras”.

No existen hasta la fecha pesquisas policiales que den con los responsables de la muerte del esposo de Guillermina y la del otro compañero yukpa. Pero las armas con las que los masacraron sólo pueden encontrarse en manos de ganaderos y militares. Y aparejada a la ausencia de investigaciones, los funcionarios del Estado venezolano criminalizan y asedian a Sabino Romero y a quienes lo apoyan.

Pero Caracas no se ha quedado sorda. No puede hacerlo. También por razones históricas Caracas nació rebelde, y muchos de sus hijos mestizos y urbanos han ido a la Sierra de Perijá para ver de cerca la verdad de Sabino. Uno a uno toma la palabra para reencontrar en el relato de Sabino y de sus hijas, su propia tragedia cotidiana. Unos compañeros milicianos que vienen también del Zulia a buscar apoyo para sus luchas reivindicativas, escuchan al hermano y renuncian a hablar de sí mismos para solidarizarse con su lucha. Una mujer de voz suave pero de temple de acero nos habla de los males que minan los ministerios y su funcionariado. Otra nos advierte sobre los desatinos de la llamada Ley de Desarme o Antiterrorista, de acuerdo con la línea internacionalista pro capitalista. Leonardo, el catire, con verbo sencillo pero auténtico, nos da fe del debate sostenido por un colectivo de hombres y mujeres caraqueños en torno a la farsa auspiciada a través del documento de demarcación en el cual se le conceden derechos a “terceros” dentro del territorio yukpa. Un luchador humilde del Frente de Inquilinos de Caracas se levanta solo para extender su mano a Sabino…

Así es Caracas. Un territorio en esencia solidario y amigo.

Pero… ¿Qué pasa en el seno de la institucionalidad de nuestro gobierno? ¿Por qué algunos funcionarios de Agrovenezuela atacan a Sabino y a su familia? ¿Cuáles son las razones para que se les ofrezcan prebendas a algunos indígenas para que actúen bajo instrucciones de funcionarios públicos? ¿Quién es realmente Nicia Maldonado y en función de qué intereses se mueve esta compañera indígena?

Uno presiente las respuestas. Y quisiera mirar a Sabino Romero y a su familia sin sentir vergüenza por todo lo que le quitamos y que aún no hemos sabido retribuirle… Porque ciertamente algo nos dice que para que exista una verdadera revolución, para que no se nos vaya de nuevo de las manos una posibilidad de salvación humana, es necesario poder mirar a los ojos de nuestros indígenas sin sentir esta vergüenza.

¡No! ¡Que no se nos vaya la revolución!

Y ella sólo se irá si nos acostumbramos a guardar silencio y a ignorar la verdad que viven nuestros hermanos. Entonces sí, más temprano que tarde, por nuestras omisiones también nos haremos cómplices de otro proceso traicionado, de otra derrota histórica en contra de las luchas populares.

¡Qué viva Sabino Romero! ¡Que no logren jamás acabar con la dignidad del pueblo indígena yukpa que él encarna! ¡Que en el vientre de todas las mujeres de todos los pueblos indígenas y en el nuestro propio, haya germinado la voz de rebeldía ancestral de aquellos primeros hombres que poblaron este inmenso y vasto territorio hecho sólo para la libertad.

No conocemos otro camino. ¡Siempre libres!

viernes, 11 de mayo de 2012

Estrategias cognitivas, transposición didáctica y efectividad en las aplicaciones pedagógicas

El fenómeno de la transposición didáctica es quizás uno de los aspectos menos discutidos dentro del ámbito de las actividades pedagógicas y el que paradójicamente, según mi perspectiva, crea mayores distorsiones en la forma en que se proyectan en el campo educativo, los conocimientos que se producen en la ciencia.

Se trata de un fenómeno de carácter comunicacional el cual opera, según Chevallard (citado por Lerner, 1994), cuando la institución escolar intenta dar razón de un conocimiento científico, y en consecuencia convierte el objeto bajo estudio, en un objeto de enseñanza, sobre el cual se realizan continuas modificaciones con el propósito de “facilitar” los procesos de comprensión de la audiencia, adaptarles a los fines que demanda alguna actividad de ascenso académico o reelaborarlos y hacerlos transferibles como parte una simple promoción de talleres o materiales instruccionales que se ofrecen al mercado y se direccionan hacia algún área de especialización profesional u ocupacional vendiéndose como panacea para la superación de problemas de carácter educativo, sociológico y/o psicológico.

No obstante, este fenómeno posee una causa estructural tal y como acertadamente lo señala Padrón (2004) cuando explica los “pecados capitales” de la investigación universitaria, y señala la persistencia en Latinoamérica de una cultura academicista desde la cual los centros universitarios no se constituyen en espacios para producir conocimientos dirigidos a resolver problemas reales de la misma universidad ni mucho menos de la sociedad, sino que son asumidos desde el burocratismo académico, generando la producción de “investigaciones” que no hacen otra cosa que compilar citas de autores sobre un determinado tema, trabajos monográficos que forman parte de esa cultura individualista según la cual investigar en una actividad personal que se emprende para obtener prebendas también personales.

Tal es el caso, por ejemplo de las definiciones que se formulan sobre estrategias cognitivas y las correspondientes aplicaciones pedagógicas que se realizan sobre este conocimiento, las cuales se construyen desde distintas perspectivas de aplicación que obvian en muchos casos, los estudios científicos que han contribuido a su identificación, los cuales no son otros que los obtenidos a partir de las investigaciones en materia de procesamiento de la información.

Cualquier conceptualización que se realice en torno al término de estrategias cognitivas no debería ignorar como aspecto esencial del objeto del conocimiento, que esta actividad mental ocurre en forma natural y espontánea dentro de los procesos de pensamiento de todo ser humano que disfruta de adecuadas condiciones de salud, y que su empleo consciente para resolver una tarea o adquirir una habilidad, constituye una herramienta de carácter heurístico que debe respetar la identidad del individuo que la pone en práctica con mayor o menor intensidad. De allí que constituya un gran acierto las diferenciaciones que Huerta Rosales (2007) elabora en torno a varias definiciones: estrategia, habilidad, herramienta heurística, operación cognitiva, herramienta cognitiva y habilidad cognitiva. Términos que parecieran afines, pero de cuya correcta diferenciación o analogía depende el abordaje efectivo y eficiente de un conocimiento científico y de su aplicación en las actividades educativas.

De todo lo anterior podemos concluir que la actividad pedagógica que recurre sólo al conocimiento declarativo de las estrategias cognitivas, posee pocas probabilidades de ser exitosa, en virtud de que estas definiciones no constituyen una condición necesaria y suficiente para formar aprendices estratégicos, sino que se hace imprescindible que una vez conocidas las posibles operaciones cognitivas que tienen lugar en la mente con el propósito de resolver cualquier situación por sencilla o compleja que esta sea, cada aprendiz deba descubrir y seleccionar por sí mismo qué estrategias, de acuerdo con su determinado estilo de pensamiento se adecuan a su particular estilo de aprendizaje.

Por ello, diferenciar el uso de estrategias cognoscitivas para la resolución de problemas y adquisición de conocimientos dentro de nuestra cotidianidad, del empleo de estas operaciones y procedimientos en contextos de mayor complejidad o de carácter científico-académico, tal como lo señala Poggioli (2005) es, desde esta perspectiva, ignorar la esencia misma del concepto, y constituye según mi opinión, unos de esos “pecados capitales” del fenómeno educativo, el cual pretende fragmentar la realidad sujeta a observación y con ella la identidad de los individuos. La mente humana opera siempre de acuerdo a un contexto situacional, y creer que la aplicabilidad de este concepto puede ser mecanizada o impuesta como un manual de instrucciones ignorando “las distintas versiones del yo de cada aprendiz” - tal y como las denomina Burr (citado por Abate de Tadeo (s/f) - y obviando asimismo que los ajustes consigo mismo que hace el aprendiz surgen como producto lógico de sus diferentes relaciones con los demás, constituye uno de los graves errores de las aplicaciones científicas en el campo educativo.

Referencias

Abate de Tadeo, N. (s/f). La psicología cognitiva y sus aportes al proceso de aprendizaje. Disponible en: [http://www.paginaspersonales.unam.mx/files/574/psicologia_cognitiva.pdf][Consulta: 2012, Mayo 10]
Huerta Rosales, M. (2007) Aprendizaje Estratégico, una necesidad del siglo XXI. Revista Iberoamericana de Educación, (42). Perú: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Lerner, D. (1994). Capacitación en servicio y cambio en la propuesta didáctica vigente. Lectura y Vida. 15 (3), 33-54.
Padrón, J. (2004). Los siete pecados capitales de la investigación universitaria tercermundista. Disponible: http://padron.entretemas.com/cursos/AdelD/unidad4/7PecadosCapitalesInvUniv.htm [Consulta: 2012, Mayo 2012]
Poggioli, L. (2005). Estrategias de aprendizaje: una perspectiva teórica. Caracas: Fundación Polar.

viernes, 20 de enero de 2012

Cuenta Antonio... que es poeta.

El mago de la Vuelta de Los Mangos transita por la segunda década de nuestro siglo, pulsando teclas clave del imaginario infantil y juvenil. Y así como muchas obras que han sido consagradas para la infancia, cuando se lee este relato de Antonio Trujillo, se presiente que este texto hermoso no estaba dedicado a un receptor necesariamente infantil o juvenil. Se intuye al poeta, amante de la oralidad, del hombre sencillo y de la naturaleza, jugando a la concreción de una narración que pivota sobre una columna poética hecha desde décadas atrás con retazos de naturaleza y fragmentos particularísimos de humanidad. De ese eje brota la voz lírica que nos cuenta:

Era diciembre dentro del sombrero y un azul de cielo nacía en la luz de los montes; el mismo valle y su gran cerro cubiertos en nueva espiga le anunciaban el nacimiento de Dios. (p. 7)

A veces el sombrerito se poblaba de puras nubes y días de sólo niebla en su interior, era una espiga blanca en el corazón del tiempo. Y en ese vacío el mago podía ver cosas, historias, dibujos, inventos de Dios para llenar y borrar el cielo de aquí y otros escondidos por Él, más allá del universo. (p.12)

Maravillosa confluencia entre un discurso con rasgos de oralidad y la literatura escrita para disfrute de los niños, un lenguaje en voz baja construido desde el animismo sólo para hechizar a un público al que aún el nombre de algún caserío, de un río, de un árbol, una hierba, una flor… puede llevarlo a evocar un tiempo pleno de naturaleza y más próximo a nuestra propia y virginal esencia humana.

Y es precisamente esa devoción por la naturaleza, el hombre y su historia la que acendra este relato singular que respetuosamente –como sólo sabe hacerlo la literatura auténtica- plantea entre otros temas de importancia, la relación entre los seres humanos, y de éstos, con la naturaleza. Por eso a lo largo de toda la narración, las lluvias, floraciones, neblinas que emergen del sombrero, serán siempre el preámbulo de pequeños relatos que nos dan cuenta del devenir histórico de los habitantes de la región altomirandina.

Y como la historia del hombre también ha sido el relato de sus sucesivas batallas, no tardará en asomar por allí la figura férrea del Benemérito, oportuno personaje que si bien contrastará con nuestro buen Cabuyita, no dejará de prodigarle a él -también en el fondo- su respeto, al advertir que aquel excepcional personaje poseía el maravilloso don de ser invulnerable al ejercicio de la violencia.

Y ese mismo devenir histórico que Antonio Trujillo proyecta en su relato, nos enseña que los procesos artístico-culturales de todos los pueblos no han hecho otra cosa que demostrar en forma sostenida, que existe un número reducido de causas -que a modo de impulso natural- confieren unidad y homogeneidad a las manifestaciones estéticas de todas las civilizaciones humanas.

Y es precisamente la actitud simbólica del ser humano, con su carácter universal y sus distintas aplicaciones, la condición básica que ha permitido la satisfacción de sus impulsos, y con ellos, el aumento de la motivación para el desarrollo de la creatividad artística.

Por ello El mago de La Vuelta de Los Mangos es poesía para lectores de todas las edades, pero como la literatura es deuda del ser humano con su habilidad simbólica, este relato encuentra un lugar útil dentro de un público infantil y juvenil y bajo la guía de maestros y maestras hábiles y sensibles. De esos que gustan reconstruir con lo artístico, la historia de los pueblos, y a través de ella disfrutan ver desplegar la imaginación de sus discípulos. Sí. El mago de la Vuelta de Los Mangos es un instrumento pedagógico sin resentir de su carácter poético.

Pero no sería justo hablar hoy del verbo sin reverenciar las hermosas imágenes que adornan El mago de La Vuelta de Los Mangos: las ilustraciones de Coralia López Gómez son sucesivos hallazgos de interacción entre palabra e imagen. Y aunque en el verbo de Trujillo no hay ausencias, las sencillas acuarelas de Coralia parecieran ir siempre acompañando la breve pero profunda mirada del poeta.

Y nosotros, ávidos de que con la lectura de El mago de La Vuelta de Los Mangos resurjan en los lectores de distintas edades, la búsqueda de nuestra primogénita relación armónica entre los hombres, y de éstos con la naturaleza, no sólo disfrutaremos íntimamente con la lectura de este extraordinario ejercicio poético, sino que junto a nuestros niños y adolescentes nos preguntaremos: ¿Y qué es lo que hace mago a Cabuyita? ¿Cuánta de su magia aún tenemos y podemos desarrollar? ¿Qué embiste de sabiduría pero también de humildad a este personaje singular? ¿Bajo qué prisma observa el mago el tiempo, el paisaje y la vida del hombre?...

Y en el fondo, después de muchas y distintas respuestas que nos llevarán a formularnos otras tantas preguntas, con un número no menor de diversas respuestas, nos sumergiremos en el alma misma del ser humano, franqueando obstáculos hacia ese “mundo intermedio” “esa frontera entre el sueño y la vigilia” construido por Cabuyita, y adonde sólo pueden acceder los hombres y las mujeres que han escuchado la voz de la tierra y en sus prácticas diarias han aprendido a respetarla como cosa sagrada.

Ese es, quizás, uno de los más hermosos ejercicios a los que quiere invitar este relato sencillo nacido del verbo de Antonio Trujillo: desprendernos de tanta ciudad en guerra para volver a mirar, escuchar y sentirlo todo desde su sentido originario, que es también una forma de llevar un sombrero mágico, y de cobijarnos como El Mago de La Vuelta de Los Mangos, en un lugar donde podamos siempre escuchar “la voz y el pensamiento de una tierra inocente, alumbrada por un mar de espigas ocres y salvajes.”