miércoles, 2 de julio de 2008

Reseña de un artículo de Fraca

Fraca de Barrera. (2002). Hacia la definición de una didáctica metalingüística: un reto para escuela del Siglo XXI. En: G. Parodi. (Ed). Lingüística e Interdisciplinariedad. Desafíos del nuevo milenio. Santiago de Chile: Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Universidad Católica de Valparaíso.(pp. 269 – 279)


La autora inicia su exposición señalando la evidente pérdida de actualización de la escuela frente al cada vez más creciente avance en el desarrollo científico y social. Al respecto advierte la urgente necesidad de transformación en el ámbito pedagógico, demandada por los investigadores del hecho educativo y proyectada en el Informe Delors.

A partir de algunas expresiones metafóricas empleadas en este último documento, Fraca formula una serie de interrogantes que invitan a la reflexión: ¿Hacia dónde dirigir los cambios?, ¿Qué tipo de “cartas náuticas” y de “brújulas” debemos emplear?, ¿Qué cultura de aprendizaje reclama la sociedad y el individuo de este siglo?...

Su conclusión contundente en relación con la necesidad de cambios, no es otra que la de plantearse la formación de un aprendiz con unas características específicas, un docente capacitado para mediar el aprendizaje, y un modelo educativo adecuado al ritmo de la sociedad contemporánea. En este sentido, la autora intenta presenta una aproximación a la determinación de los portulados teóricos de una didáctica, que según su punto de vista, pudiera ofrecer respuestas a las incógnitas planteadas.

Fraca postula, de este modo, una didáctica metalingüística, y para ello realiza una breve revisión en relación con los antecedentes de la metacognición y su doble composición, atribuyéndole a este proceso una conciencia sobre el conocimiento y un control sobre estos procesos. En este mismo orden de ideas, la autora sostiene que el lenguaje y su uso constituyen formas de representación mental y de regulación de estos procesos. En virtud de ello, considera que la metalingüística surge como un modelo alternativo que se vincula con el conocimiento y con el control de los saberes lingüísticos que todo individuo posee de su lengua.

Para avalar su postura, la autora cita a destacados representantes de la corriente metalingüística que convergen en considerarla como un proceso reflexivo sobre el uso y control del lenguaje en sus diversos componentes. Por ello advierte de la existencia de capacidades metafonológicas, metasintácticas, metamorfológicas, metatextuales y metadiscursivas. Cada una de ellas permite al individuo la realización de tareas intencionales y conscientes que tienen que ver con el nivel lingüístico.

El lenguaje es, según esta corriente, el instrumento cognitivo por excelencia, en la medida en que cualquier reflexión metalinguística se convierte en una actividad metacognitiva.
Fraca aventura, en este sentido, una segmentación del proceso metalingüístico reconociendo la existencia de tres etapas: una etapa inicial en la cual el individuo comienza a percibir una disfunción lingüística; una etapa intermedia que contempla una manipulación lingüística natural, producto del conocimiento implícito de la lengua; y una etapa más compleja, en la cual el individuo enfoca y controla las unidades de su lengua.

A partir de una concepción adquisitiva de la habilidad metalingüística, Fraca - al igual que otros reconocidos investigadores - promueve el desarrollo didáctico de estas capacidades y considera que la escuela es la institución llamada a colaborar en esta importante empresa instruccional.
Sitúa las estrategias de aprendizaje en tres dimensiones: 1. Carácter disciplinar y transdisciplinar, reflejado en la planificación y control consciente del aprendizaje 2. Dimensión curricular, proyectado en el empleo específico de ciertas estrategias disciplinares y 3. Actuación estratégica, surgida del saber, la habilidad de hacer y la capacidad de ejercer control sobre los procesos del propio pensamiento.

En virtud de lo antes mencionado, la autora concluye: “... una didáctica metalingüística ameritaría la planificación de estrategias metalingüísticas y metacognoscitivas dirigidas hacia el conocimiento y regulación del comportamiento lingüístico en situaciones y contextos específicos de comunicación.”(p.276).

Así mismo, Fraca formula una serie de condiciones para el desarrollo de este tipo de didáctica. A saber:

a. Concepción interactiva de los aprendices y posibilidad de adquirir autonomía cognitiva.
b. Formación de un educador con dominio de una didáctica metalingüística.
c. Empleo de una pedagogía fundamentada en la Teoría Cognitiva y bajo el enfoque socio constructivista.
d. Consideración del proceso didáctico estratégico de las cuatro actividades lingüísticas de hablar, escuchar, leer y escribir.
e. Empleo del Eje Pedagógico Integrador como soporte del diseño de actividades.

Para la implementación de este Eje Pedagógico Integrador, Fraca demanda la realización de las siguientes fases: estudio del conocimiento previo vinculado con el “conocimiento inconsciente” que el aprendiz posee de su lengua; la incorporación de nuevas aportaciones sobre este conocimiento; el conocimiento consciente del saber y de las actuaciones lingüísticas; el uso de materiales lingüísticos naturales y significativos para el educando y el diseño, planificación y realización de estrategias de aprendizaje que involucren actividades metacognitivas y metalingüísticas que configuren las competencias comunicativas de los aprendices.

La autora finaliza declarando que estas consideraciones y planteamientos en relación con la didáctica metalingüística, constituyen la base del plan estratégico del Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias “Andres Bello” del Instituto Pedagógico de Caracas, y en su fuerte convicción por la efectividad de esta didáctica, asegura que las cartas de navegación de las que habla el Informe Delors “tendrían como brújula la consideración de un aprendizaje basado en el saber, el saber hacer y el aprender a aprender”.(p. 278).

El concepto de integración, una vez más, cobra sentido a través del lenguaje e insiste, desde los planteamientos de la investigadora, para convertirse en la clave de activación de una nueva cultura de aprendizaje.

La autora defiende la posibilidad de una didáctica metalingúística, enmarcada dentro de la metacognición, como vía de conciliación entre una sociedad que permanentemente esta´produciendo nuevos conocimientos, y un individuo atado a una escuela ineficiente, que no termina por ofrecerle la herramienta necesaria para apropiarse del conocimiento y hacerse de este modo, constructor de nuevos saberes, que darán respuestas a la sociedad del futuro.

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