Después de
largas charlas con personas, quienes de acuerdo con sus expresiones revelan ser
opositoras irreflexivas al gobierno del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, y
con el propósito de contribuir a aclarar el panorama cognitivo que exhibe esta
parte significativa de la población venezolana −la cual el Presidente de la República
bautizó como "escuálida"− me di a la tarea de identificar diez
regularidades en las perspectivas desde las cuales abordan cualquier tipo de
problema de la cotidianidad nacional, independientemente del estrato social al
cual pertenezcan. Advierto que mi descripción parte de observaciones empíricas,
pero estoy segura que muchos especialistas en el área de psicología cognitiva, neurociencias,
sociología, análisis del discurso o antropología cultural, tienen en este
fenómeno una clase de hecho social digno de un estudio científico.
La
intención de mi reflexión no es, por supuesto, la de mofa. Ninguno de nosotros
se encuentra exento de experimentar, en algunos momentos de nuestras vidas, fallas
en el pensamiento. El problema surge cuando estas fallas se afianzan como parte
de una ideología propia del sistema de dominación y terminan por alejar cualquier
posibilidad de ejercer la sana reflexión política, y en consecuencia, la
actuación con un mínimo de sentido común en este ámbito de la vida social. Escribo
estas observaciones, desde mi condición de educadora y sincera humanista,
animada por la idea de que la inteligencia humana es perfectible.
Si algún
afecto al oficialismo se sintiese también retratado en esta forma de
pensamiento, alármese porque −aunque no lo crea− en cualquier momento usted
podría incurrir en las mismas falacias de sus contrincantes, y en consecuencia,
en los mismos comportamientos disfuncionales. Ciertamente, el problema no está
sólo en el contenido ni los esquemas informativos que maneja un individuo, sino
en la forma racional o no en que esa persona asuma la realidad. Si cualquier
emoción, sensación o sentimiento intenso, por ejemplo, es capaz de obnubilar permanentemente
nuestro entendimiento, es lógico esperar que nuestras acciones no estén acompañadas
de cordura o apego a ética alguna. De forma tal que bajo estos parámetros, el
término escuálido remite más que a
una perspectiva de pensamiento de las personas de la oposición, a un cierto
tipo de individuo que hace vida en la política o que intenta expresarse sobre
ella comprometiendo la idoneidad y efectividad de su propio pensamiento a
partir de falsas percepciones de la realidad, o con el propósito de engañar con
un falso argumento, a los receptores desprevenidos.
La
complejidad que caracteriza el escenario del pensamiento político venezolano,
tal y como muy bien lo señalara el investigador venezolano José Padrón hace
casi una década, permite que existan chavistas y opositores con pensamiento
"escuálido", chavistas "no escuálidos" y una parte
significativa de antichavistas "no escuálidos".
En este mismo
sentido es importante reconocer que somos una generación víctima de unos medios
de comunicación arteramente diseñados para inocular esquemas cognitivos
superficiales, asociados siempre a situaciones de disfrute y placer que
permiten que ciertas formas de pensamiento se instalen en nuestra consciencia
como naturales, espontáneas, cuando en realidad son el resultado de un
"diseño de ciudadano tipo" que el sistema requiere para seguir
"funcionando".
Mis fuentes
de observación no sólo fueron los interlocutores con pensamiento escuálido que forman parte de mi vida
personal, también encontré un espacio extraordinario de observación en los
programas del canal televisivo Globovisión:
"Aló, ciudadano", "Buenas noches" y "Grado 33", en
los cuales sus conductores, así como la mayoría de sus invitados, se
constituyen en voceros mediáticos de este tipo de pensamiento. Y más
recientemente he recibido el aporte de los foros que suelen darse vía
electrónica, en los cuales este grupo ha encontrado un espacio de expresión
verbal que los libera de cualquier responsabilidad comunicacional de carácter
ético.
Pasemos,
pues a enumerar las claves recurrentes del pensamiento escuálido:
1. Establece generalmente
conclusiones con base en la inducción, revelando una visión anecdótica de la
realidad.
Si viajan y
observan algún hueco en la vía, afirman que el país se está cayendo a pedazos.
Podrán recorrer extensos trayectos de vía asfaltada en perfecto estado, pero no
lo notarán. Sólo verán lo que refuerza su esquema de pensamiento: "Este
gobierno no sirve", "Nada funciona", "Vamos de mal en
peor"… Atribuyen, en consecuencia, la responsabilidad de lo público a las
autoridades, sin incorporarse en la
solución de ningún problema que requiera organización con el resto de los
afectados, porque a este individuo se le formó bajo la perspectiva de la
"representatividad"; y aunque en 1999 Venezuela aprobó una
Constitución en la cual se declara el carácter participativo y protagónico de
nuestra democracia, él no se da por enterado, y atribuirá toda disfunción a un
problema de gerencia. Y si bien una buena administración pública es
imprescindible, estos grupos humanos no logran asimilar que los cambios trascendentales
operan en la cognición de los involucrados, cuando todos interactúan y se
incorporan en la superación de una situación problemática. Mucho menos
entenderá que las leyes son letra muerta si los individuos no contribuimos
sostenida y recurrentemente para que éstas se instalen en la conciencia y en las
acciones de todos los ciudadanos.
2. Carece de consciencia histórica o
posee una falsa consciencia de la historia de su localidad, de su región, de su
país y del continente.
El individuo
opositor de pensamiento escuálido,
por lo general, desconoce la historia de su territorio local, nacional y
continental. Se cree producto de un progreso humano civilizatorio que dejó
atrás al indio, la tierra y las prácticas agrícolas originarias; y
afortunadamente gracias a eso, y al auge tecnológico, él se permite pisar cemento,
granito, cerámica, parquet… Se siente, asimismo, al margen de sufrir cualquier
enfermedad endémica o problema producto del subdesarrollo y "la ignorancia
de los pueblos".
Algunos de ellos,
sin embargo, conocen la historia de su país,
y aunque saben que esta asume la perspectiva del colonizador, "el detalle"
les resulta irrelevante, en nombre por supuesto, del progreso y del
desarrollismo típico del esquema de sociedad ideal que comparten… "¡Qué
bueno que llegaron los españoles para civilizarnos, si no lo hubiesen hecho, aún
estaríamos en las ramas!"
No es
casual que los pueblos producto de invasiones y colonizaciones extranjeras,
posean un conocimiento incipiente de su historia territorial. El invasor no
sólo impuso su lengua, sino que a través de ella inoculó sus propios esquemas
de pensamiento, entre los que descollan, los de carácter "civilizatorio".
Por ello no sólo estructuró una historia encubridora de la masacre y
desplazamiento perpetrado contra nuestros pueblos originarios y los grupos
africanos que en calidad de esclavos llegaron hasta estas tierras, sino que la
convirtió en una asignatura de estudio dictada sin pedagogía alguna, de forma
tal que resultara, en la mayoría de los casos, un contenido aburrido, condenado
al uso reiterado y excesivo de los procesos de memorización. Por ello rara vez
un opositor con pensamiento escuálido
leerá historia; y si lo hace, leerá sólo la historia que complace y consolida
sus esquemas de pensamiento fraternos con los esquemas de pensamiento de la
dominación.
3. Ignora consciente y/o
inconscientemente la diferencia entre la discusión de ideas, el intercambio de
opiniones y la referencia a hechos o sucesos.
Por lo
general el opositor de pensamiento escuálido
no lee, y si por suerte pasea su vista
por la escritura como parte de un "hábito cultural", decodifica
signos sin asomo alguno de criticidad, y esto lo hace indiscutiblemente vulnerable
ante cualquier discusión. No puede argumentar con base en el conocimiento
legado por la humanidad; de modo que en forma inmediata comienza a emitir
opiniones que sólo encuentran asideros en los esquemas de pensamiento que le
legó su núcleo familiar y sus particulares condiciones de vida, sean estas
precarias, holgadas o suntuosas.
En lo más
álgido del debate, pretende desviar el hilo de la discusión teórica hacia la
referencia a sucesos, ya sean estos presenciados por él mismo, un familiar, conocido
cercano o hechos referidos por la prensa, la televisión, la radio y el resto de
los medios que reproducen su visión partidista de la realidad.
El opositor
letrado pero con pensamiento escuálido,
por el contrario, esgrimirá ideas propias del pensamiento que justifica la
dominación. Ignorará el pensamiento marxista acusándolo de
"ideológico" o "antidemocrático"… sin reconocer que es el
fundamento de un conocimiento teórico que permitió el desarrollo de las
ciencias sociales y de muchas de sus más importantes disciplinas. Y al igual
que el opositor promedio, recurrirá a distintos tipos de falacias – formales e
informales− para salir airoso de cualquier discusión, en la cual de seguro
juega un papel fundamental su ego.
Nunca
olvido la cómica que protagonizó un profesor universitario de esos que esgrimen
"doctorados" en nuestras universidades colonizadas, cuando mostró como
evidencia de que el socialismo era un sistema infuncional, una anécdota que
viajaba por medios electrónicos en la cual un profesor le pedía a los
estudiantes que aplicarán unos supuestos principios del socialismo (silogismos
hipotéticos falsos) en sus prácticas evaluativas del curso, y todo terminaba en
un descontento general y en la "suspensión" de todos los estudiantes.
Me tocó explicarle que esa construcción discursiva pertenecía al género de las
falacias no formales o falacias de pertinencia. La cara que puso el
"doctor" cuando le expliqué la torpeza de exhibir tamaña joya de incorrección
del pensamiento, era todo un poema.
El
pensamiento escuálido ignora la
diferencia entre conocimiento legado por la humanidad, su opinión personal o la
ocurrencia de un hecho en particular. No puede sistematizar experiencias que
pudieran formar parte de verdades empíricas, si son abordadas con un mínimo de
rigurosidad de estudio. No siente interés tampoco por leer las sistematizaciones que otros hacen, para luego
conceptualizar el fenómeno y darle carácter de argumento en una discusión.
4. Sus opiniones las formula desde lo
emotivo-visceral y renuncia a cualquier ejercicio de mediana reflexión que
involucre una rectificación discursiva y actitudinal.
Declara ser
tolerante con aquellos que no apoyen sus puntos de vista, pero a medida que el
debate y/o discusión se prolonga, recurre a las descalificaciones y a las
ofensas clasistas: acusa al contrincante (chavista o de izquierda) de ignorante
o de petulante (si éste es letrado o instruido), o en el peor de los casos, de
resentido social, para declararse acto seguido como ofendido, y en medio de
expresiones emotivas, dar fin a la posibilidad de comunicación.
Por esa
poca consciencia que tiene de sí mismo, el opositor de pensamiento escuálido de todos los estratos
sociales, no controla los arrebatos de su ego herido, y en los diálogos por
medios electrónicos, por ejemplo, intenta a como dé lugar, no retirarse de la
discusión. Replica y contrarreplica en forma reactiva, pega links para
"argumentar" sus opiniones o mostrar hechos. Pero rara vez puede
comunicar sus propias ideas, ya sea porque no las tiene o porque de hacerlo
declararía en el acto que son expresión del sistema capitalista y la sociedad
de consumo, y que en realidad… "no todos los hombres son iguales y que es
necesario que unos "dominen" a los otros (¡Claro, por su propio
bien!), para que las sociedades puedan ir hacia el desarrollo" etc., etc.
5. Incurren –consciente o
inconscientemente− en la construcción de
falacias de uso frecuente y recurrente.
La falacia
es un razonamiento falso que violenta las reglas de la lógica, y se emplea en
forma deliberada para manipular una audiencia, o simplemente surge en forma
inconsciente, producto de un desorden intelectual, que en virtud de su
ocurrencia, hace imperceptible el
equívoco a quien lo sufre. Se suelen producir falacias formales, cuando en la
construcción discursiva se hace un mal uso de las reglas de la lógica, lo que
lleva a formular inferencias incorrectas; y falacias no formales, cuando se
encuentra involucrada una falta de conocimiento sobre el tema, lo que ocasiona
que las premisas que la constituyan carezcan de pertinencia o adecuación lógica,
o que incurran en una ambigüedad de lenguaje.
Las
declaraciones de muchos voceros de la oposición venezolana de pensamiento escuálido pueden aportar un corpus
extraordinario para el estudio de las falacias. Cada vez que estos líderes
opositores de la Nueva Era intentan expresarse, no pueden controlar el
"subconsciente" y sus palabras traicionan precisamente lo que quieren
ocultar.
Muchas veces
estas intervenciones han sido motivo de hilaridad, pero nadie se ha detenido a
analizar rigurosamente por qué esta generación de la oposición venezolana no
heredó el tino y la coherencia discursiva de un Rafael Caldera o de un Claudio
Fermín, para colocar dos figuras conspicuas y honorables comunicacionalmente.
Al respecto, tengo mis propias hipótesis, pero creo que es un tema digno de
otra reflexión extensa que trataré de abordar en futuras aportaciones.
Empleando un ejemplo del acontecer político
venezolano, observemos este caso: Un periodista de la cadena internacional Omnivisión increpa a Evelyn Trejo de
Rosales, esposa del ex alcalde de Maracaibo, Manuel Rosales, y actual alcaldesa
de esta entidad, instándola a revelar los hechos que fundamentan la afirmación
de que la vida de su esposo corría peligro en Venezuela, razón por la cual
debió esconderse y huir del país. Ella elude la respuesta, pero ante un nuevo
requerimiento del reportero, afirma que el propio Presidente de la República
amenazó a su esposo diciéndole que lo iba a poner preso y que él lo
“pulverizaría del mapa político de Venezuela…” El periodista pregunta entonces:
Y si esto es así, señora Evelyn… ¿la vida de usted y de sus hijos no estaría
también corriendo peligro? Ante esta pregunta ella responde: “…cuando uno tiene
valores bien arraigados, cuando uno sabe dónde está parado, cuando uno no tiene
nada que temer y cuando uno puede mirarle la cara a la gente, cuando mis
pestañas no tiemblan, yo no tengo porque salir corriendo de esta ciudad".
La señora Trejo sufre –
probablemente – de este problema cognitivo que le dificulta ofrecer respuestas
a los problemas tomando en cuenta el contexto total de la situación, y para resolver
una pregunta eventual del periodista, no puede establecer correspondencia con
el fenómeno que se discute, lesionando la propia imagen del esposo a quien dice
defender.
6. El pensamiento escuálido se aferra y asila en lo declarativo, es decir, en
expresiones que no poseen ningún tipo de sustentación racional o pertinente en
el contexto en el cual las emiten.
En otras
palabras: la persona poseedora de un pensamiento escuálido, no argumenta. Si
formula una afirmación en el plano de las ideas, no es capaz de otorgarle algún
tipo de fundamentación lógica, científica o simplemente constituida por el más
elemental sentido común. En consecuencia, cuando se pronuncia lo hacen desde el
simple deseo de que se le crea. Decir −el simple acto de declarar a los medios−
hace que la realidad que nombra parezca verdad. Por ello sus estrategias
comunicacionales se fundamentan en lo puramente mediático.
Para
ejemplificar este compromiso cognitivo observemos las declaraciones de un
político opositor: Ante las acusaciones de corrupción que el Presidente de la
Asamblea formula contra el diputado Richard Mardo, esgrimiendo pruebas que
comprometen la probidad del funcionario, éste solicita su derecho de palabra y expresa otra joya pedagógica de la
expresión declarativa, en la cual apreciaremos una ausencia absoluta de
argumentos, digresiones del tema principal,
presencia de falacias ad populum o que apelan al llamado emocional y
falacias ad hominem, dirigidas a refutar la acusación atacando a la persona que
formula la afirmación. Y todo ello mezclado con el pensamiento mágico, binario
y maniqueo característico del pensamiento escuálido:
"Yo
quiero decirle al pueblo de Venezuela que yo prefiero tener la conciencia tranquila
que prestarme para esa jugada que quería Diosdado Cabello. Diosdado Cabello
junto al "diputado talanquera" me pidió hablar mal de la organización
política a la cual estoy orgulloso, con tal de "poner a enfriar en el
congelador" cualquier denuncia que yo tenga. Yo quiero decirle algo,
diputado: Diputado Diosdado, que cada vez que te da la gana nos dices mafiosos,
narcotraficantes, y dices lo que se te ocurre. Quiero decirte algo: Más
narcotraficante, más cómplice de esta corrupción eres tú que cualquiera de
nosotros. Yo quiero decirte que ojalá y me dejes el tiempo que le dedicas a
todas estas "ollas" para enseñarte lo que se llama una labor social,
para decirte cómo se construye un liderazgo sin estar en el poder, un liderazgo
sin que nadie me tenga que levantar la mano. Yo soy diputado de la Asamblea
Nacional porque me lo he ganado voto a voto, porque me lo he ganado con trabajo
y lucha social. El pueblo de Aragua me conoce, y a ti te conoce también
Venezuela. Tú sabes que tú tienes el poder. Tú sabes que tú tienes las
instituciones, pero yo tengo a Dios, y yo creo en la justicia divina. Y yo creo
que vamos por el camino correcto. Yo quisiera que tú me permitieras
retransmitir los videos de todas nuestras ayudas sociales, de cuántos padres y
madres que los han ruleteado por todos los hospitales y que hemos logrado
operarlos. Yo quisiera demostrarte las viviendas que hemos hecho sin estar en
el poder. Yo quisiera demostrarte todo lo que hemos hecho, y por eso estoy
aquí, porque el pueblo me eligió…"
7. Revela graves problemas cognitivos
que afectan su capacidad para producir inferencias lógicas y sus habilidades
para establecer relaciones adecuadas al momento de ejemplificar o de
identificar con claridad las causas y las consecuencias de un fenómeno.
El
pensamiento escuálido presenta una
precaria formación cognitiva, no sólo producto de una escolarización deficiente
−a pesar de las ingentes sumas que muchos invirtieron en educación privada− sino también
de un núcleo familiar parcializado ideológicamente, víctima además de los
esquemas sociales promocionados por los medios de comunicación y/o con poca o
precaria interacción con un entorno comunitario distinto al suyo, factores que
les impiden una visión integral de la realidad, y en consecuencia, les
dificulta la estructuración pertinente de comparaciones alegóricas y el
establecimiento de relaciones de carácter inclusivo o consecuencial.
De reciente
data y sobre las comparaciones que establece el pensamiento escuálido, se encuentran las declaraciones de Julio Borges, cuando
torpemente expresa una alegoría sobre las corridas de toros:
"En una
corrida de toros hay dos personajes; el torero y el toro… ¿Cómo hace el torero
que muchas veces es un enanito que está allí para ganarle a un toro que mide
casi una tonelada, que pesa una tonelada. Una razón muy sencilla: porque el
torero es más inteligente. Nosotros tenemos el reto de ser los toreros y no el
toro. Y convertir al gobierno en el toro y no nosotros en el toro. De manera
que no seamos nosotros menos inteligentes y llevemos esto con el pulso, la
determinación y la inteligencia…"
Este es un buen ejemplo de dificultades
en el pensamiento humano: una analogía fundamentada en una falacia, la cual
además perpetúa la creencia de que el maltrato animal es un "deporte"
y/o un "arte", y que el victimario (el torero) es la víctima que
emplea la inteligencia para vencer la "fuerza bruta" del toro,
mientras que el toro – la verdadera víctima en realidad− representa al gobierno.
En este
mismo sentido, a la cognición escuálida
se le dificulta además operar con conceptos de carácter inclusivo: desconoce la
jerarquización conceptual que vincula los fenómenos del conocimiento humano en
el ámbito sociológico. Por ello desdeña la perspectiva marxista que reclama la integración
del conocimiento, y en consecuencia, la identificación de la contradicción
fundamental de un problema social. Le molesta escuchar que el Presidente Chávez
culpe al capitalismo de cualquier disfunción de las estructuras de nuestro país,
por considerarlo parte de una retórica que pretende eludir las propias
responsabilidades en la administración pública. Por ello se desgañita pidiendo
medidas represivas contra la delincuencia desatada, mientras culpa al gobierno
de no tener suficiente decisión para enfrentar el flagelo, y empleando la
disfunción estructural como bandera en eventos electorales.
De igual
forma, su entendimiento flaquea cuando se le enfrenta al reconocimiento de las
causas reales de determinado problema. Toman como causa de un efecto, un solo
factor, que si bien puede influir en la ocurrencia de un fenómeno, no es sin
embargo su causa real. La estrategia de ignorar sostenidamente la causa real de
un fenómeno, lleva indiscutible a un estado de enajenación en el cual se
renuncia a la posibilidad de reflexión, y en consecuencia, a la de coadyuvar efectivamente
en la superación de las contradicciones involucradas en el conflicto.
8. No es amigo de la autocrítica,
precisamente porque carece de la habilidad para objetivar la realidad sin
incurrir en parcialidades ideológicas, y porque cree que es dueño de su propio
proceso inferencial, mientras que el contrincante "sólo repite lo que dice
el canal del Estado o las frases hechas y puestas a rodar por Chávez y el
chavismo".
Cuando uno
trata de "reflexionar" con
una persona de pensamiento escuálido percibirá
de primera entrada que su entendiendo se disocia toda vez que entra en contacto
con alguna situación que se vincule con el Presidente Chávez o con el chavismo.
Y precisamente por eso, el pensamiento escuálido
nunca estará dispuesto a admitir errores. Si éstos por alguna razón existiesen
en los integrantes de sus preferencias ideológicas o en ellos mismos, los ha
causado el mismo Presidente Chávez. Aplica así el sofisma de la causa falsa que
sostiene que un acontecimiento es la causa de otro simplemente sobre la base de
que el primero es anterior al segundo.
El paro
petrolero que ellos protagonizaron y que causó enormes daños materiales a
nuestro país, no era culpa de sus protagonistas, sino de Chávez por no dimitir
en su cargo tal como ellos caprichosamente se lo pedían.
El
pensamiento escuálido pregona que no
tiene líderes, que él es autónomo en sus percepciones y decisiones políticas,
sin embargo reproduce los mismos esquemas de pensamiento colonizados que
resultan cómodos para justificar la expoliación de la riqueza de la nación a
través de grupos empresariales y consorcios capitalistas. Como suelen decir
irónicamente los sabios: ignora su prisión porque nunca vuela tan alto ni tan
lejos como para tropezar con los barrotes de la jaula.
9. Practican y comulgan con la visión
medieval y luego romántica de que "todo tiempo pasado fue mejor",
cuando se trata de opinar sobre sucesos del presente, a partir de los cuales
concluyen que éstos ocurren por falta de "valores", que en ellos por
supuesto, sí consideran que se encuentran correctamente "instalados"
en su consciencia.
Nada más
ilustrativo para aplicar este aspecto, que la dichosa frase que ellos
comenzaron a reproducir en sus espacios: "Éramos felices y no lo
sabíamos" El sentimiento de vivir una pesadilla, los acompaña desde hace
más de catorce años. Dicen que viven en una dictadura en la cual su vida y la
de sus hijos corren peligro, y que no se les garantizan sus derechos, sobre
todo, el de la propiedad privada.
Su
"calidad de vida" se ha visto deteriorada, entre otras cosas por las
medidas "populistas" aprobadas por este gobierno, que se ha dado a la
tarea de regalar o conceder casas con facilidades, ofrecer atención gratuita en
materia de salud, y garantizar el derecho al estudio de los más necesitados y
de los que siempre eran excluidos del subsistema educativo universitario. Antes
podían ofrecer caridad a los pobres, ahora éstos se creen con el derecho de
exigir. Y todo por culpa de Chávez que vino a "desunir" a los
venezolanos cuya población pobre "antes" vivía −si no en perfecta
armonía con sus benefactores− al menos con resignación y humildad.
Aunado a
eso, los pobres se han convertido en unos "igualados" que viven en
completa inadvertencia de la ética y de los valores cristianos.
10. Observa e interpreta la realidad
en forma binaria, maniqueísta y superficial.
Posee una
perspectiva superficial de la realidad, acrecentada por los medios de
comunicación. Ama la farándula, y llega al clímax de la ensoñación cuando la
figura mediática a quien admira, milita en la misma causa proselitista que
complace su sistema sensorio; sea esta partidista, producto de la afición a un
equipo deportivo o de carácter religioso.
Pero
dejemos otra vez a Julio Borges para que en otra parte de su pedagógica
declaración de pensamiento escuálido,
nos revele las características de esta disfunción cognitiva:
(…) Aquí lo
importante es entender que nosotros tenemos todos un objetivo: que es vencer
democráticamente a un sistema no democrático. Reclamar las cosas con toda la
fuerza. Estar en la calle. Estar en las redes sociales. No dejarse amedrentar.
No tener miedo. Recordar ese mensaje de Juan Pablo Segundo a los jóvenes.
Cuando el comunismo estaba cayendo en Europa Oriental, el mensaje de Juan Pablo
Segundo era simple: No tengan miedo. Y no tengan miedo significa: Dios está de
nuestra parte y esto es una lucha del bien contra el mal. Y el bien siempre
vence y la verdad siempre se impone. Y así va a ser en Venezuela…"
Nótese cómo
se revela la tendencia a interpretarlo todo desde el pensamiento idealista y
mágico: Venezuela atraviesa por una dictadura. El chavismo es el Mal y el
pensamiento escuálido representa el
Bien. Dios está del lado del Bien. Dios es Verdad. El pensamiento escuálido es el poseedor de la Verdad. Y
la Verdad y Dios siempre triunfan. Luego, el pensamiento escuálido triunfará… En otras palabras: ¡Ánimo, jóvenes disociados,
salgan a la calle a sabotear y a provocar reacciones violentas de los afectos
al oficialismo para que yo pueda llegar al poder!
Apasionante
tema este el del pensamiento humano y el de sus disfunciones cognitivas, que
creo por supuesto no se agota en estas descripciones, y que representa una
interesante invitación para un verdadero ejercicio de análisis del discurso,
una práctica popular que impida que el pensamiento del chavismo degenere en un
pensamiento escuálido.
Ver las
disfunciones del pensamiento del Otro, es vernos a nosotros mismos, para evitar
caer en los mismos equívocos. Y en este sentido necesitamos revertir la
institucionalización de la "lectura" que desde los medios
oficialistas se hace de los sucesos y de las coyunturas históricas a través de
"analistas de discurso" que curiosamente obvian hablar de los
detalles, para instalarse en una perspectiva de clase que una vez más pretende
ignorar los intereses de colectivos sociales cada vez más claros en la
construcción de efectivas estrategias de poder real y protagónico. De esos
mismos colectivos sociales que valoran el liderazgo histórico del Presidente
Chávez, pero que no están dispuestos a dejarse arrebatar una vez más la
posibilidad de pensarse y de reconstruirse como nación comunitaria, libre,
justa y respetuosa de los dones con los cuales nos benefició la Madre Tierra.